Aromas
Alberto Cortez
Hueles a recién amada,
es decir que hueles
a tarde mojada.
Hueles a una densa bruma
y a colina blanca
y a nube y a luna.
Hueles a consentimiento
de jugar con fuego
sin remordimientos.
Hueles a dulce embeleso,
a piel excitada
es decir, a besos.
Hueles a soltar el freno,
es decir que hueles
a miel y a veneno.
Hueles a volverte loca
en la travesía
sensual de tu boca.
Hueles a tener abierto
a cualquier instinto
el mar de tu cuerpo.
Hueles a la incontinencia
de entregar recato,
pudor y prudencia.
Hueles a quererlo todo
sin que importe el tiempo
sin que importe el modo.
Hueles a tocar el cielo
en el estallido
final del deseo.
¡Ay, amor, amor!
Hueles a reloj que apura
por volver a casa
con toda premura.
Hueles a un último beso
como una promesa
fugaz y travieso.
Hueles a salir de prisa
llevándote el aire
en una sonrisa.
Hueles a borrar detalles
y a buscar atajos,
volando las calles.
Hueles a excusa certera
por si tu marido
ya abrió la cochera.
Hueles a la charla breve
como cada lunes,
como cada jueves.
Hueles afable y modosa
a servir la cena
como buena esposa.
Hueles para ser amada
""sólo si se deja
la luz apagada"".
Hueles a soñar despierta
alegando insomnio
con el alma abierta.
Hueles a seguir fingiendo
y sin darte cuenta
ya va amaneciendo.
¡Ay, amor, mi único amor!.