R.M.
Alicia Villarreal
Tus ojos ya no me miran,
son tus labios dos mentiras;
tu lengua, insulto y caricia, pero así me siento viva.
Prefiero ser pura sangre y que me tires de las bridas
que una muñeca de jade, un adorno en tu vitrina.
Por eso rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida.
Prefiero que tú me mates que morirme cada día.
Rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida.
Prefiero que tú me mates que morirme cada día.
Tus manos son dos cadenas, mi placer y mi agonía.
Con una me das cariño, con la otra me dominas.
Prefiero sentir la espuela que me hincas cada día
a ser la flor que en un vaso olvidaste en una esquina.
Por eso rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida.
Prefiero que tú me mates que morirme cada día.
Rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida.
Prefiero que tú me mates que morirme cada día.
Rómpeme, mátame, pero no me ignores, no, mi vida.
Prefiero que tú me mates que morirme cada día.