Clara
Ana Torroja
Clara, distinta Clara,
extraña entre su gente,
mirada ausente.
Clara, a la deriva,
no tuvo suerte
al elegir la puerta de salida.
Clara, abandonada en brazos de otra soledad,
esperando hacer amigos por la nieve
al abrigo de otra lucidez,
descubriendo mundos donde nunca llueve,
escapando una y otra vez,
achicando penas para navegar.
Estrellas negras vieron por sus venas
y nadie quiso preguntar.
Clara, se vio atrapada,
abandonó el trabajo,
se vino abajo.
Clara, languidecía,
perdida en un camino de ansiedades y ambrosía.
Clara, no dijo nada,
y un día desapareció.
Recorriendo aceras dicen que la vieron,
ajustando el paso a los demás,
intentando cualquier cosa por dinero,
para hincarse fuego una vez más.
Esa madrugada Clara naufragó.
Tenía el mar del miedo en su mirada,
las ropas empapadas y el suelo por almohada
y lentamente amaneció.