A Lucía Fernanda
Antonio Carmona
Las penas desaparecen,
como flores que florecen,
sólo basta una sonrisa,
no hay misterios, sólo tú...
Y el aroma de tu piel,
graciosa, dulce y divina,
y entre nubes y algodones
siento el calor de un nuevo día.
Siempre a tu pelo enredado,
de agua pura y cristalina.
Cómo se puede querer
de ésta manera,
y sentir cada día crecer este amor
que me lleva hasta el cielo,
volando tú y yo...
Cómo se puede querer
de ésta manera...
el guardián de tus sueños,
tranquila mi vida, soy yo...
Las penas desaparecen,
como flores que florecen,
sólo basta una sonrisa,
no hay misterios, sólo tú...
Siempre a tu pelo enredado,
de agua pura y cristalina.
Cómo se puede querer
de ésta manera,
y sentir cada día crecer este amor
que me lleva hasta el cielo,
volando tú y yo...
Cómo se puede querer
de ésta manera...
el guardián de tus sueños,
tranquila mi vida, soy yo...