Elogio de La Pampa
Atahualpa Yupanqui
Solo un inmenso mar pudo detener su geografía inconmensurable
Un límite de barrancas profundas, de duras rocas golpeadas por oleajes sin tregua
Altas peñas mangruyando siglos de soledad azul y furias blancas
Todo esto fue necesario para fijar la frontera de esa llanura infinita que los criollos llamamos con el nombre más indiano, más hermoso, pampa
La pampa es como una guitarra verde que nunca calla su voz
Casi dos siglos acunaron sus danzas ejemplares, el dolor
Y la gracia cabían en las coplas mientras la cruz del sur marca
El rumbo a los viajeros sin brújula
Y el corazón del gaucho galopa siempre adelante
Del caballo en la esperanza o detrás del caballo en el adiós
Cambian las formas, se desgastan, se renuevan y el alma de la pampa serena
Y pensativa mantiene su jagüel sensible para no perder
El verdadero color de su espíritu
Sufre etapas de confusión, de desesperanza
Corren a veces aires de extranjería insubstancial, pero llegan las furias del viento pampero y se alejan los nubarrones y el cielo queda limpio
El alma de la tierra es luz permanente presente en la flor del cardo
En el aire que dialoga con los trebolares
En la soledad de los últimos ombúes
En el paisano que cruza silencioso la distancia como arreando
Una tropilla de leyendas sobre ese mar de yerbas
Que nosotros llamamos con el nombre más indiano
Y más hermoso, pampa