El Cuento
Carlos Ramón Fernandez
Inundaba la cocina
Un olor a pan casero
Tres platos sobre la mesa
Invitaban a almorzar
Y dos manos laboriosas
Emblanquecidas de harina
Trajinaban diligentes
En el seno del hogar
Llego el hombre desde el campo
Con media jornada a cuestas
Saludo a su compañera
Enamoro su ademán
Y al buscar su frente hermosa
Del hijo que tanto amaba
El beso que le ofrecía
Se le quedó en un afán
Porque el niño de diez años
Que era un canto de alegría
Como flor de buenas noches
Con su blanco delantal
Con un velo de tristeza
Empañando su pupila
Torno y esquivo su cabeza
Cuando él lo quiso besar
Quedo el hombre sorprendido
Ante el hecho inesperado
Y buscando una respuesta
Con un gesto paternal
Olvidando su cansancio
Lo sentó sobre su falda
E inquiriole dulcemente
La causa de su pesar
Entonces el niño bueno
Que siempre fue su esperanza
Su desvelo, su fatiga
El Sol de su despertar
Respondió con voz quebrada
Casi al borde del sollozo
En la escuela me dijeron
Que vos no sois mi papá
Una ronda de silencio
Giro en torno de la mesa
Un padre busca palabras
Difíciles de encontrar
Y una madre en la cocina
Aviva la leña verde
Como culpando al humo
Que la está haciendo llorar
Después de un hondo mutismo
Frente al niño compungido
Dijo el hombre emocionado
Pero con firme expresar
Te voy a contar un cuento
Que nunca conté en tu cuna
Porque este cuento hijo mío
Es un cuento de verdad
Hace ya más de diez años
Al llegar la primavera
El amor te hizo semilla
En el vientre de mamá
Que amaba a un muchacho pobre
El mejor de mis amigos
Pero honrado en su pobreza
Y bueno como el que más
Esperando tu llegada
Hicieron yunta enseguida
Al abrigo de un ranchito
Como nido de torcaza
Aunque escaseaba el trabajo
A fuerza de changa y besos
Le hicieron frente a la vida
Con la fe que es capaz
El tiempo siguió su marcha
Y fue gastando las lunas
Ya estaba tú sabías nueva
De la vida en el umbral
Cuando a la humilde morada
Que cobijaba sus sueños
La entro a cercar la miseria
Con su triste realidad
No tenía tu pobre madre
Ni un pedazo de pan duro
Que alimente sus pezones
Cuando quisieras mamar
Un trasto desvencijado
Te habría de servir de cuna
Y un poncho deshilachado
Sería tu soñado ajuar
Entonces el mozo bueno
Como última esperanza
Salió a reclamarle al mundo
La justicia y la igualdad
Un trabajo que lo honrara
Como padre y como hombre
Para poder criar al hijo
Con orgullo y dignidad
Golpeo al dada sin respuesta
En las más ricas estancias
Pidió arreo a los señores
Que acuñan un dineral
Y a las puertas del gobierno
Les golpeo de cedro lustroso
Sin hallar quien lo cuartiara
En su cansado bregar
Entonces desesperado
Una tarde desgraciada
Al pagador de una estancia
Que embosco en un fachinal
Le arrebato los salarios
Y al resistirse el viajero
El facón del infortunio
Lo convirtió en criminal
Con su acallado delito
Llegó esa noche a la casa
Con las maletas cargadas
De ropita sin usar
Y en el hueco de sus manos
Como un sagrado tesoro
Para el hambre de tu madre
La procidencia del pan
Por el hecho, la justicia
Tomo carta en el caso
Y justo a la madrugada
Que el mundo te vio llegar
Como a un tigre acorralado
Defendiendo su guarida
Lo mató la policía
Al no quererse entregar
Yo lo tuve entre mis brazos
Casi cuando agonizaba
Y en su último suspiro
Me pidió en su balbucear
Que para salvar tu honra
Me casará con tu madre
Y que te criara como a un hijo
Sin decirte la verdad
Con tu madre desdichada
Cumplimos el juramento
Y desde entonces este rancho
Es de los tres el hogar
Donde vas creciendo fuerte
Al amparo de mis brazos
Y mi nombre y mi apellido
Es mi mayor capital
Alzo el niño la cabeza
Después de escuchar el cuento
Y abrazándolo con fuerza
Que sus diez años le dan
Grito lleno de alegría
No llores más mamita
En la escuela no sabían
Que yo tuve dos papas