Noche de San Juan
Celedonio Flores
Son las doce de la noche, apagaron la fogata
que encendieron los purretes porque ser noche de San Juan.
Ha quedado un rescoldito que hace una llamita a gatas
que los vientos del pasado, con dolor, la cubrirán.
Hace un frío de la madona para andar a la intemperie
bate muyo un vigilante maldiciendo en la estación.
A lo lejos ladra un perro y otro contesta distante
como ronda que pasaba de un botón a otro botón.
Iluminan
las luces una cantina
y da paso a dos curdelas
que allá abrazados se van.
Yo voy solo
por la enladrillada acera
con un tango a flor de labios,
un rechifle en la sesera,
el rechifle que me obliga
a encontrar mi soledad.
Un muchacho del Abasto toma el último tranvía
y se larga para el centro a correr el espinel.
En el viaje se ilusiona con problemas de avería,
con cotorros orientales, con mujer muy noble y fiel.
Batallar entre malevos, malandrines y matones
a engrosar la caravana de bacanes de café.
A contar rantes historias de templados corazones
o el amor en una carta, si se juega una mujer.