El Chueco Maciel
Daniel Viglietti
Por qué tu paso dolido
del norte hacia el sur,
el pie que no supo,
el pie que no supo
de risa o de luz?
Tu padre abandona la tierra
de Tacuarembó
buscando su tierra,
una tierra suya,
y nunca la halló.
Encuentra la triste basura
donde viven mil,
encuentra la muerte,
encuentra el silencio
de aquel cantegril.
El Chueco, redondos los ojos
y sin pizarrón,
mirando a la madre,
mirando al hermano,
aprende el dolor.
La luna, semana a semana,
lo ha visto vagar
armado de espuma,
buscando una orilla
como busca el mar.
El Chueco no sabe de orilla
ni sabe de mar,
él sabe de rabia,
de rabia que apunta
y no quiere matar.
Asalta el banco y comparte
con el cantegril,
como antes el hambre,
como antes el hambre,
comparte el botín.
Así les canto la historia
del Chueco Maciel,
suena la sirena,
suena la sirena,
ya vienen por él.
Los diarios publican dos balas,
son diez o son mil,
mil ojos que miran,
mil ojos que miran
desde el cantegril.
El chueco era un uruguayo
de Tacuarembó,
de paso dolido,
de paso dolido,
de paso dolido.
Los chuecos se junten bien juntos,
bien juntos los pies,
y luego caminen buscando la patria,
la patria de todos, la patria Maciel,
esta patria chueca que no han de torcer
con duras cadenas los pies todos juntos
hemos de vencer.