Adiós
David de Maria
Mira, yo sé que estás decidida. No necesito una explicación, siempre nos queda París. Pero oye, que no te preocupe que llore, sólo es mi lado sentimental que me traiciona otra vez.
Quiero hacer mi papel en la escena final, y le pido a dios que te vaya muy bien. A dios que te vaya genial, por dios que te vaya muy bien.
Gracias por ese tiempo furtivo, por tu adorable complicidad, por tu manera de ser, de ser. Tantas cosas en un tiempo compartido. Sin compromisos ni propiedad, sólo gozando al vivir.
Quiero que guardes de mí el recuerdo ideal, y le pido a dios que te vaya muy bien. A dios que te vaya genial, por dios que te vaya muy bien.
Me veré solo, y siento miedo, y siento miedo.
Asumiendo la fragilidad de los sentimientos.
Cierro los puños y miro al cielo, después sereno,
contemplo cómo se te traga la niebla del amanecer.
Mira, parece como si la vida fuese una gota de eternidad; entre un hola y un adiós. Pero oye, hasta puede, que una noche, salga sonámbulo a la ciudad por si te vuelvo a encontrar.
Y como los héroes de cine, quiero hacer mi papel
en la escena final, y le pido a dios que te vaya muy bien. A dios que te vaya genial, que nos volvamos a ver.
Mientras tanto, mujer: adiós, que te vaya muy bien,
muy bien. Adiós.