Annabel Lee
Enrique Bunbury
Hace muchos, muchos años
En un reino junto al mar
Habito una señorita
Cuyo nombre era Annabel Lee
Que crecía aquella flor
Sin pensar en nada más
Que amar y ser amada
Ser amada por mí
Éramos solo dos niños más
Tan grande nuestro amor
Que los ángeles del cielo
Nos cogieron envidia
Pues no eran tan felices
Ni siquiera la mitad
Como todo el mundo sabe
En aquel reino junto al mal
Por eso un viento partió
De una obscura nube Aquella noche
Para helar el corazón
De la hermosa Annabel Lee
Luego vino a quitármela
Su noble parentela
Para encerrarla en un sepulcro
En aquel reino junto al mar
No aluce la luna
Sin traérmela en sueños
Y brilla una estrella
Sin que vea sus ojos
Y así paso la noche acostado con ella
Mi querida hermosa, mi vida, mi esposa
Nuestro amor era más fuerte
Que el amor de los mayores
Que saben más como dicen
De las cosas de la vida
Ni los ángeles del cielo
Ni los demonios del mar
Separaran jamás mi alma
Del alma de Annabel Lee
No aluce la luna
Sin traérmela en sueños
Y brilla una estrella
Sin que vea sus ojos
Y así paso la noche acostado con ella
Mi querida hermosa, mi vida, mi esposa
Y en aquel sepulcro junto al mar
En su tumba junto al mar ruidoso