Los Inmortales
Enrique Bunbury
Ya asoma la Luna entre las nubes
Y, tu rostro, a esta última luz
Te delata en la escena final
Del caso preferido de Sherlock Holmes
Te clavaste tú solo a la cruz
Y te quedaste
Definitivamente quieto
Un camello sediento en el desierto
No se hace ni versos, ni ilusiones
Perdido el sentido en lo que escribes
Perdido el frijol en tus fogones
Perdidas las señales de la rima
Ni tú eres paranoico
Ni nadie te persigue
Solo intenta encontrar
Tu espacio
Cuando a tu alrededor
Todo se estrecha
Los inmortales están
Bajo tierra
Y sus cenizas se perderán
Como todo lo demás
Sin dejar huella
Ya asoma la Luna entre las nubes
Y, tu rostro, a esta última luz
Te delata en la escena final
Del caso preferido de Sherlock Holmes
Te clavaste tú solo a la cruz
Y te quedaste
Definitivamente quieto
Has salido de la casa obstinada
De un pasado triste y desvalido
Y largo como raga de sitar
En cinta magnética repetida
Como memoria de una ciudad
Cuyo dolor
Ya no te concierne
Solo intenta encontrar
Tu espacio
Cuando a tu alrededor
Todo se estrecha
Los inmortales están
Bajo tierra
Y sus cenizas se perderán
Como todo lo demás
Sin dejar huella
Solo intenta encontrar
Tu espacio
Cuando a tu alrededor
Todo se estrecha
Los inmortales están
Bajo tierra
Y sus cenizas se perderán
Como todo lo demás
Sin dejar huella