Rojotango
Erwin Schrott
El cielo y el infierno de tu voz me están rompiendo la cabeza
Me dicen que se ha muerto todo amor en aquel rojo atardecer
Y queda solo un tango y la vereda, testigo de su amor y su querer
En vano uno pretende no cantar el compás rojo de su herida
En vano uno pretende no bailar el compás rojo de sus penas
El tango siempre llega en despedida al odio de tu ausencia sin adioses
Y canta nuestra pena chiquitita, nuestros sueños sin adioses
En la esquina de los dioses
Es rojo como el hiel de la traición
Es rojo como el filo del puñal
Humilde como el alma del carbón, lo que nos queda
Cuando ya es tarde, cuando ya es tarde
Cuando diste el corazón
Y queda en aquel rojo atardecer
El cielo y el infierno de su voz, tu voz
Tu voz, la roja sombra que perdí
Su voz, el corazón que siempre vi
El viejo corazón, el rojo corazón
El mismo corazón que es siempre rojotango
Rojo, rojotango
El tango siempre llega en despedida al odio de tu ausencia sin adioses
Y canta nuestra pena chiquitita, nuestros sueños sin adioses
En la esquina de los dioses
Es rojo como el hiel de la traición
Es rojo como el filo del puñal
Humilde como el alma del carbón, lo que nos queda
Cuando ya es tarde, cuando ya es tarde
Cuando diste el corazón
Y queda en aquel rojo atardecer
El fuego y el incendio de su voz, tu voz
Tu voz, la roja sombra que perdí
Su voz, el corazón que siempre vi
El mismo corazón, el rojo corazón
El mismo corazón que es siempre rojotango
Rojo, rojotango