Combates Cotidianos
Facto Delafe Y Las Flores Azules
La fuerza solar, mi crema protectora es precisa y es clara, la luz de la mañana, la ciudad despierta a cámara lenta, despertadores y cafeteras suenan.
Sobre los balcones los gorriones vuelan sobre las calles, sobre las aceras, por las avenidas los miras, y suspiras tú también.
Frente al mismo espejo, un hombre se afeita, se pregunta: ¿saldré de ésta?, ¿existe el cielo?, ¿dónde están mis años?, ¿dónde están mis sueños?
Se corta la cara y, como si nada, se viste de negro y besa a su amada. Coge su chaqueta, se despide de ella y luego la tapa tan delicadamente.
¿Por dónde estará? Quisiera ser, quisiera ver, quisiera estar. ¿Por dónde estará? Quisiera ser, quisiera saber.
Quisiera ser,
quisiera ver, quisiera estar. Quisiera ser, quisiera saber.
Él quisiera ser, ser causa, resultado, un récord por batir, ser tiempo en la distancia, sentirse resistencia, la fuerza, la llamada golpea su ventana, es precisa y es clara la luz de la mañana.
El corazón del mundo es la música que sueñas, quisiera ser planeta, quisiera ser estrella, para estar junto a ella y lejos de este abismo, quisiera ver los días y no calcomanías, las niñas en el parque, y mirar como juegan, viajar en furgoneta, viajar en bicicleta, y viajar, bajar al mar, sentir el cielo, vivir la tierra, volver a respirar y respirar de nuevo, de nuevo en el barrio, las niñas en el parque, y otra primavera, otra primavera, otra primavera que estalla, que viva la batalla.
Es natural sentirse así, es natural sentirse así, es natural sentirse así en la ciudad.