Bolero Nostálgico Para Artistas Emigrados
Frank Delgado
Aló, Estocolmo, ¿cómo está señor violín?
¿Le sienta bien la sinfónica
y ser el primer atril?
Yo sé que a veces pega duro el frío
que el idioma es un hastío
que no te deja vivir.
Yo sé que tú prefieres la charanga
pero el mundo es una ganga
y no te da para elegir.
Aló, Caracas, ¿cómo está doña Talía?
¿Cómo le va en la porfía
de vivir del culebrón?
Yo sé que es preferible un melodrama
que ser la primera dama
de un teatro sin función.
Yo sé que tu belleza se marchita
y es mejor en Santa Rita
que en el Barrio Luyanó.
Y yo te amo entre las brumas de mi coro.
Yo te adoro, yo te adoro
y tengo penas vitales por ti.
Y entre los dogmas medievales te defiendo.
Yo te entiendo, yo te entiendo
y espero que hagas lo mismo por mí.
Aló, Miami, ¿cómo está señor paisaje?
Era de ida el pasaje,
lo sabía hasta el Emir.
Yo sé que nada inspira y encabrona,
cargar en tu vieja Poma
agua para subsistir.
Si un día se te olvidan los manglares
por correos celulares,
te los voy a remitir.
Aló, Canarias, ¿cómo estás señor poeta?
Me contaron de la arenga
que diste en Radio Martí.
No sean tus plumazos inspirados
para un solo condenado,
pues te puede repetir.
Y espero que en aquel país profano
los alcoholes sean más sanos
que el bouquet del azuquín.
Aquí La Habana, al otro lado de la línea.
Yo te cambio mi gramínea
por un cuento de París.
Andamos como putas en cuaresma
cada uno con la regla
o un período sutil.
Recuérdame en un día de neuralgia
y en tu cuarto y con nostalgia,
guarda un sitio para mí.