Desesperanza
Gonzalo Curiel
Te llegué a querer mucho
insospechadamente,
ni yo mismo me explico
tal modo de adorar.
Y queriéndome tanto
te me vas de repente.
Te me vas sin que pueda
tus besos alcanzar.
¡Cuánta desesperanza...!
¡Que vació tan profundo!
Repicar de campanas
en mi tarde mortal.
Y todo el desconsuelo
regado por el mundo
parece que en mi alma
se ha venido a congelar.