Canción de La Verónica
Isabel Parra
Te conozco desde siempre, bienamado,
Desde la edad primaria del viento.
De tus manos espero el sol de cereal,
Por tus ojos los hijos asomados me nombran
Y me llaman.
Eres un armario pleno,
Un temporal de dicha,
Piedra y sudor tranquilamente reunidos,
Ay, amor.
Renuévame cada mañana
Como a las flores, no olvides
Que yo amo viviendo todas las construcciones
Que emanen de tu trabajo, ay, amor.
Si te fallo o me abren,
Algún año en algún tiempo,
Si me muero encontrarán debajo de mi carne
Otra carne, hay otro cuerpo modelado.
Ay, si fueses tuyo en tus manos*.
*versión de congreso de 1975: "ay, si fueses tú cirujano"