La Gloria de Manhattan
Javier Ruibal
Airoso como los cabales,
bajaba la 42
con un vasito de cerveza
y un cantecito echao a media voz.
A la hora de los miserables,
entre el ocaso y el neón,
hay un sin casa y un don nadie
montando un trullo de cartón.
Y qué me estas contando, "my friend",
a mí de tu bahía
si yo soy de la isla,
mira tú qué arte y qué alegría.
Si a mí no me faltara
mi hembra y sus lunares,
sabrían en el Madison
que el cante grande es lo que vale.
Ella se defendía el baile,
él nunca había sido "El Caracol",
pero decía bien el cante
con una pataíta y un farol.
Llegaron con aquellos barcos,
y con su cara de media ración
no pudo hacer su flamenquito
contra las torres de oro y hormigón.
Después de casi un año tiraos
no me queda un garito,
y ella se fue en un barco
que iba pa la isla derechito.
Y otro gallo cantara, "my friend",
si me lo hubieran dicho:
la gloria de Manhattan
empieza a partir del quinto piso.
Y en la venta de Vargas dijo
que no pisaba la calle Real
pa mendigar un sueldo fijo,
pa terminar comido por la sal.
Yo he nacido para la gloria,
yo reinaré por soleás,
y bailará por bulerías
hasta la Estatua de la Libertad.
No vayas a joderme, "my friend",
yo duermo en esta esquina:
si me haces un laíto
voy a echarte un cante de Porrinas.
Si a mí no me faltara
Lucía y sus lunares,
sabrían en el Madison
que el cante grande es lo que vale.
Y qué me estás contando,"my friend",
a mí de tu bahía,
si yo soy de la isla,
mira tú que arte y que alegría.
Y otro gallo cantara,"my friend",
si me lo hubieran dicho:
la gloria de Manhattan, "brothers",
empieza a partir del quinto piso