Letanía
Joan Manuel Serrat
Todo cambia, nada cambia, mira el tren, mira la vía. Si lo piensas y observas bien, ya sabrás filosofía. Mil discursos, pocos recursos, es el pan de cada día. Sólo España, quién lo diría, quiere estar sola y no cambia. Monarquía, oligarquía, dictadura, cara dura. Gorro frigio sin prestigio y después vino el prodigio. Una guerra que lo estropea y un caudillo que adoptó un hijo: un joven con mucho empuje a quien le faltaba un tornillo. Hay fascistas y papistas, y un puñado de largas listas, aparceros, mercenarios y gente que reza rosarios. Hay carlistas y marxistas, y también algunos optimistas, policías y espías, y gente sin escrúpulos. Y "la no intervención" y "los del Real Perdón". Y sigue el carrerón, que se alarga y que se acorta, de corsarios y falsarios, y visitas a otros barrios.
Los que pasan la frontera haciendo el salto de la pantera, bien forrada la cartera, pegan 'tiros' por detrás. Las ratas de sacristía, considerada gente pía, y, ya ves, ¡quién lo diría!, incluso mi tía. Y sigue la letanía del amor, la muerte y los días.