Disculpe El Señor
Joan Manuel Serrat
Disculpe el señor si le interrumpo, pero en el recibidor hay un par de pobres que preguntan insistentemente por usted. No piden limosnas, no... Ni venden alfombras de lana, tampoco elefantes de ébano. Son pobres que no tienen nada de nada. No entendí muy bien sin nada que vender o nada que perder, pero por lo que parece tiene usted alguna cosa que les pertenece. ¿Quiere que les diga que el señor salió...? ¿Que vuelvan mañana, en horas de visita...? ¿O mejor les digo como el señor dice: «Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da, no se quita...»? Disculpe el señor, se nos llenó de pobres el recibidor y no paran de llegar, desde la retaguardia, por tierra y por mar. Y como el señor dice que salió y tratándose de una urgencia, me han pedido que les indique yo por dónde se va a la despensa, y que Dios, se lo pagará. ¿Me da las llaves o los echo? Usted verá que mientras estamos hablando llegan más y más pobres y siguen llegando. ¿Quiere usted que llame a un guardia y que revise si tienen en regla sus papeles de pobre...? ¿O mejor les digo como el señor dice: «Bien me quieres, bien te quiero, no me toques el dinero...»? Disculpe el señor pero este asunto va de mal en peor. Vienen a millones y curiosamente, vienen todos hacia aquí. Traté de contenerles pero ya ve, han dado con su paradero. Estos son los pobres de los que le hablé... Le dejo con los caballeros y entiéndase usted...
Si no manda otra cosa, me retiraré. Si me necesita, llame... Que Dios le inspire o que Dios le ampare, que esos no se han enterado que Carlos Marx está muerto y enterrado.