El Ombligo
Joan Manuel Serrat
Redondo ombligo, hermoso pellizco de comadrona en el vientre liso, hoyuelo castizo que el sol añora. Tiene la virtud de ser pequeño y no estorbar. Como adjetivo decorativo, no hay nada igual.
Ya es el que tiene el papel principal en el momento de nacer. Uno crece y él, siempre niño, se niega a crecer. La gravedad le ha confiado todo el equilibrio del cuerpo humano, que siempre está en desequilibrio. Llevadlo limpio, es el brazo derecho, la conciencia. Si lo lleváis sucio, será el ataúd de la inocencia. Redondo ombligo, el mejor amigo mío y de los demás. Hasta el cielo siempre fiel vendrá con nosotros.