Sobre La Cruz del Olvido
José Larralde
Que triste es cantarle al viento
cuando hay que cantarle al hombre.
Menos mal que le viento sabe demasiáu
pa´ que se asombre.
Muchas veces le canté como uno más entre tanto
más nunca pude saber que le pareció mi canto.
Con la soledad en los ojos mi corazón fue bigüela
que a veces solía templar pa´ acompañar una pena.
Si le habré contao al viento sueños que con él se fueron
como una luz invisible entre las sombras del tiempo.
Después cuando estuve muerto sobre la cruz del olvido,
quiso arrimarme un recuerdo como si fuera un amigo.
Él me dijo alguna vez que el hombre no tiene gloria
porque la dejó empeñada cuenta de alguna historia.
Él dice que cada cual se afirma en su monumento
´tá que cosas mas amarga las cosas que dice el viento.
Una vez siendo mozo miré el camino
calculé la distancia soñé un destino
calcule metro a metro, tranco por tranco
mi destino fue rengo
mi sueño, manco, cada paso una vida y otra experiencia
y al retodo del sueño tiento en pacencia.
Se me achicó el lucero justo al momento
que mas luz precisaba pa´ l lado de adentro.
No cualquiera echa un sueño y lo hace huella
sabiendo que ninguno pensará en ella
Soy tiempo pa´ mi solo, naide lo niegue
mi distancia comienza... ande yo llegue.
Siempre es bueno saberlo, nunca olvidarse
que el hombre tiene mucho pa´ calentarse,
el fuego del olvido quema mas hondo que el
mismísimo infierno desde su fondo.
Si sabré cuanto quema que cuando fumo
más vida que mi vida es la del humo.
Él se va rumbo al viento
y yo me quedo con el temblor del pucho entre los dedo.
Una vez siendo mozo miré el camino
solamente él conoce lo que he sufrido
calculé metro a metro y sin embargo
cada vez que lo marcho se hace mas largo.
Peregrino y distancia solo me queda leguas
hechas al ñudo y esta zonzera
de buscar el invierno, mi primavera
no dirán que no quise cuando me muera.
Que triste es cantarle al viento
cuando hay que cantarle al hombre.
Menos mal que le viento sabe demasiáu