Los Aguaceros de Mayo
Los Tigres del Norte
Los aguaceros de mayo
Borraron las huellas que dejó el caballo
Perdieron el rumbo que siguió el jinete
Bajo de noche aquel gallo
Y al ver los relámpagos, truenos y rayos
Él solo se dijo: Es mi noche de suerte
Rosita, la hija de Antonio
Hombre con carácter del mismo demonio
Le entregó su amor a Juan Pablo, el sierreño
Como el papá se oponía
Decidió jugarse aunque bien lo sabía
Que se iba jugando la vida en su empeño
Un relampago, de pronto
Las sombras pintó del jinete y del potro
Y por un instante, uno al otro se vieron
Rosita brincó la cerca
Y en ancas del cuaco, se subió la cuerca
Y entre la tormenta, desaparecieron
Don Antonio enfurecido
Donde le pegaron, sí le había dolido
Fue una gran ofensa lo que hizo Juan Pablo
Los mataré, yo lo juro
Pues lo que me hicieron, se los aseguro
Es como ponerle espuelas al diablo
Junto a la gente del pueblo
Los voy a encontrar y de un árbol los cuelgo
Decía enfurecido Don Antonio Castro
Y se tragó su coraje
Los hombres peinaron aquellos parajes
Pero la tormenta se tragó los rastros
Oculto en una cañada
Juan Pablo tranquilo le dice a su amada
Si quieren buscarnos, aquí los espero
Y a ellos les digo una cosa
Que me la robé para hacerla mi esposa
Y antes que a Rosita, se llevan mi cuero