Último Adiós
Los Tigres del Norte
Y bien
Ahí estás ya en medio de cuatro velas
Para ti, no existen penas
Ni sin sabores, ni hastío
En cambio, este pecho mío
Que ha sido tan solo tuyo
Míralo ahora rendido
Sin rencores, sin orgullo
Sin recordar el pasado que tanto daño nos hizo
Todo aquello está olvidado
Fue así porque Dios lo quiso
Yo estoy muy cerquita parado
Aquí llevo horas
Tú, en cambio, estás quietecita
Aunque sé que no me ignoras
Los demás que te rodean
Los que a velarte han venido
Ríen y se secretean
Que poquito te han sentido
Tu padre está aquí presente
Tú sabes cuanto me ha odiado
Hoy veo sudarle la frente y permanecer callado
Cabizbajo y pensativo
Quizá por fin comprendió
Que con el hecho de amarnos
Nunca le hemos ofendido
Tu madre, que es una santa
Ella que te quiso tanto
Mírala sola en su banca
Bañada en un mar de llanto
Me mira tan dulcemente a intervalos de su llanto
Que daría la vida entera por que no sufriera tanto
¿Te acuerdas aquella tarde que nos halló platicando?
Nos previno de tu padre y luego se fue bromeando
Ya te lo dije esa tarde y hoy lo vuelvo a repetir
Con gente como tu madre, vale la pena vivir
Pero qué noche tan corta y en qué momento pasó
El Sol se asomó a tu puerta y en un instante subió
Y es que todo ha terminado
Lo más difícil se vino
Tu cuerpo lo hemos sacado
Y avanzas por el camino
Tú vas primero que nadie
Todos nosotros formando una fila interminable
Tú en una carroza ploma y mil palomas volando
Míralas, míralas, aquí nos vienen siguiendo
Quizá piensan que te asomas
Creerán que las vienes viendo
Por fin pasamos el pueblo, sus casas quedaron atrás
Y para mí no hay consuelo, yo sé que no volverás
Se ha detenido el cortejo y yo te llevo en mis brazos
Pero, en cada paso, dejo mi alma, que está hecha pedazos
Adiós, pues, por vez postrera
Adiós, mi única ilusión
No esperes puño de tierra, ¿para qué?
Si allí llevas mi corazón
Porque déjame decirte que sentí un viento tan frío
He venido a despedirte
Dios te bendiga, amor mío
Descansa en paz