La Mendiga
Luis Alberto Spinetta
Silba y yira alguien en Balvanera
ronda y gime y habla con si misma
¿Y cuál será su lugar, su rincón sin lugar?
parecer desear... parece desear...
y dime así: ¿no fue tu amor lo predecible, al fin,
cuando él se marchó y se ocultó de tus ojos,
tus ojos de estrella en la tempestad?
Ronda y anda pasos que ya no camina...
y luce harapos aunque tiene su guita
parece flotar... parece flotar
parece flotar... uh!
y dime así: ¿no fue tu amor lo predecible, al fin,
cuando él se cansó y se escapó con sus alas, sus alas de piedra entre la multitud?
Ahora, más te miro y más me asombra
la mañana que no asoma por tus horas
que no pasan ni vuelven,
y no hay nadie que te espere alguna vez...
y la mañana que no asoma
y que asoma sin cesar...
¡... y para qué pensar...!
Cruza rectas, cruza y se desvía
y nadie ríe ni habla cuando se agita
grita y no grita... grita y no grita
grita y no grita... uh!
y dime así: ¿no fue tu amor lo predecible, al fin,
sólo ésta vez, en la que despertó como un rayo,
un rayo de olvido y allí se quedó...?