Anclado en la colina
Marcos Vidal
Todo cambia y todo pasa. Cambian los tiempos,
cambian las modas, cambia la gente... cambian
los conceptos, cambia el vocabulario, las
costumbres... cambian los gobiernos, las
promesas, las teorías, los valores... y sólo
permanece inamovible, ajena a los cambios, como
un punto de referencia fijo en el tiempo y el espacio,
la cruz. Quien realmente ha estado allí, ya no quiere
marcharse nunca.
Vivo en una colina olvidada en el planeta azul,
donde el cielo aún es limpio y la noche es luz.
Oigo cada día mil ofertas para volar,
pero soy voluntario y me quiero quedar.
No me des mil argumentos porque solamente
tengo un corazón,
que ya tiene dueño y ha encontrado su razón...
He anclado mi vida al pie de esta cruz antigua,
y no quiero cambiar,
soy un corazón cautivo,
porque llevo teñida la vista y tatuada la mente
de rojo carmesí,
por la sangre de un carpintero inocente.
He encontrado el sentido de la vida en su más
alto grado,
la verdadera razón de haber sido creado,
y todas las riquezas para mi no tienen valor,
porque el más humilde aquí es el mayor.
No me des más sucedáneos, no me vengas con
descuentos de ocasión,
que yo estoy hablando de la misma luz del sol...
He anclado mi vida al pie de esta cruz antigua,
y no quiero cambiar,
soy un corazón cautivo,
porque llevo teñida la vista y tatuada la mente
de rojo carmesí,
por la sangre de un carpintero inocente.