La gran noticia
Ricardo Palma
A un viejo que pasaba por la calle
Una niña bonita
Y de gracioso talle
Detuvo del faldón de la levita
Diciéndole: Señor, por vida suya
Quiero que usted me instruya
De las nuevas que aquí me participa
Una tía que tengo en Arequipa
Y sin más requilorio
Alargaba una carta al vejestorio
Cabalgó el buen señor sobre los ojos
Un grave par de anteojos
El sobre contempló, rompió la oblea
La arenilla quitó de los borrones
Examinó la firma, linda o fea
Y se extasió media hora en los renglones
Ya de aguardar cansada
¿Qué me dicen, señor? — dijo la bella
Y el viejo echó a llorar diciendo
¡Nada! Has nacido, infeliz, con mala estrella
Asustada la joven del acceso
De llanto del anciano
Le preguntó: ¿Quizás murió mi hermano?
Y el viejo respondióla: ¡Ay! es peor que eso
¿Está enferma mi madre? — Todavía
Es peor cosa, hija mía
¡No puedes resistir a esta desgracia!
¡Yo, viejo y todo, me volviera loco!
¿Qué ha sucedido, pues, por Santa Engracia?
¡Que tú no sabes leer, ni yo tampoco!