Pablo
Silvio Rodriguez
Te conocí rasgando el pecho
De la muerte un día.
Tu no sabías nada
Y era tu quien la llevaba
De la mano, de la mano.
Y así seguirás sin reparar
En tu ventaja
Que eres tú quien la lleva,
Quien la doma y la amortaja.
Caminando, caminando.
Eres un espacio que se vuelve
Sin espina y que se pierde
En la alegría de volverse.
Pero ya tu voz está quedando,
Ya tu mano está gravando
Todo un nombre con sus dientes.
Quien que no haya visto la tristeza
Con sus cuatro mil cabezas
Puede oírte con descanso.
Quien que no haya amado largamente
Y convivido con lo extraño
De este tiempo sin remansos.
Te conocí pegado en la pared
Del cielo un día.
Ibas llevando entonces
Bajo el brazo una guajira
Y caminando, caminando.