Romance de Un Perseguido
José Larralde
Pa qué Dios me hace querer
con un amor tan profundo,
pa qué si después el mundo
se me vuelve padecer,
pa qué si no he de tener más
que espinas en mis huellas
busco la luz de una estrella,
si no me la dejan ver.
Yo que siempre anduve solo,
sin más consuelo que el canto,
con haber querido tanto
ya ni me dejan querer,
la injusticia y el poder me obligan
a andar matreriando...
y vos prienda de mi vida,
madre de mi esperanza,
ponés en mi la confianza,
y desangrás por mi herida,
en tu carita afligida
veo toda la ternura,
capullo de tu hermosura,
boca de fuego encendida,
yo soy el ave cautiva,
en el cielo de tu altura.
Por vos conocí la gana,
de latir en un abrazo,
y en mi desértico caso,
fuiste la aurora temprana,
por vos remonté en ufana,
rectitud en el intento,
por vos conocí el lamento
de sentirme perseguido,
y en mi alivio enloquecido,
sentirte como te siento.