Flor de Huiñaj
Los Manseros Santiagueños
Cuentan los viejos del pago que por los montes vivía
Una indiecita morena, herencia de raza quichua
Cuando dejaba el telar de tarde en tarde salía
Por darle paso a su encanto, el propio Sol se escondía
Todo el monte se alegraba Cuando allí se la veía
Llevando en su cabellera siempre una flor amarilla
Era la bella del monte Por el cielo bendecida
Flor de Huiñaj se llamaba aquella hermosa indiecita
La muerte quiso llevarla y Al presentir su agonía
Su cuerpo se volvió árbol, prolongando así su vida
Y los dioses lugareños Para despedir su almita
Le dieron al árbol flores, todas color amarillas
Y desde entonces el cielo llora su ausencia en la vida
Y con lágrimas de lluvia moja su tierra sufrida
Era la bella del monte Por el cielo bendecida
Flor de Huiñaj se llamaba aquella hermosa indiecita