Ramona
Zahara
Contemplé por última vez esa llanura
Y ahí, rodeada del más profundo de los vacíos
No sentí tristeza
Por un momento pensé que no sentía nada
Y casi tuve que cerrar un poco los ojos
Y mirar desenfocando todo lo posible
Esperando que el paisaje se tornara
Un viejo camino conocido lleno de piedras
Que un día arreglaron, en el que ya no tropiezas
Pero que, sin embargo, asfaltado
Ha perdido absolutamente todo su encanto
Al cerrar la puerta nada de eso salió conmigo
Las fotos frente aquella pintada (dentro)
La sensación de haber creado una familia (dentro)
El echar de menos, el dejar de chuparle los dedos (dentro)
La agonía por no verle (dentro)
La paz de sentirme sola (dentro)
Dentro, los post-its, la radio a las ocho (dentro)
Los pies arrastrándose (dentro)
Los besos rotos, los imanes de los viajes exóticos (dentro)
La vitrina llena de recuerdos que ahora no quiero
Luego me temblaba el pulso
Cuando le dije a mi portera que dejara de contarle mi vida a los vecinos
Cuando ella lo negó todo, supe que mentía
Me sentí bien
Entiendo que sea divertido hablar de mí
Comentar si tengo muchos o pocos amigos
Imaginar cómo follo y con cuántos
Pensar en toda la mierda que tengo que aguantar
En cómo cambio si no estoy maquillada
Que a las ocho de la mañana con el moño parezco otra
Me recordará cómo fue una buena portera
Y yo cómo fui una buena persona
Y que ella no me contó las cosas que decían los vecinos de mí
Esos que no se quejaban de mí
Esos con los que nunca habló mal de mí
Pero al cruzar la puerta nada de eso salió conmigo
El abrazo falso y sus mentiras a la cara (dentro)
Las voces que me decían que me había llamado puta
Sus ojos de loca cuando me imitaba (dentro)
El olor a azufre emanando de mis venas (dentro)
El sentirme hundida y victoriosa (dentro)
Las ganas de una ducha que arrancara la lucha del cuerpo
Lo peor fue concentrar tanta ira dentro de mí
Que acabó frente a la mejor lasaña del barrio
Mientras pensaba que era el mundo el que me odiaba
Aunque era yo la que estaba deseando aniquilarlo
Y con las ganas de esa ducha que me quitara el olor de la lucha del cuerpo
Empecé a llorar con tanta rabia que los ojos se me quedaron hinchados
Como si no hubiesen podido salir del todo las lágrimas
Y solo entonces me di cuenta
De que le habría dicho adiós a un lugar
Sin haberlo sentido así nunca
Y cómo cerré la puerta y dejé las llaves dentro
Tan bien dentro